La irrupción de la guerra rompe el mundo de una joven estudiante, Lyudmila Pavlichenko, obligándola a unirse a la lucha contra los horrores del nazismo. La niña se alista en el
ejército y después de un breve entrenamiento como francotirador, Lyudmila se encuentra en pleno frente. La chica, sin embargo, resulta ser un francotirador nato por naturaleza, exhibe
una habilidad y destreza impresionantes, demostrando así sin lugar a dudas su inmenso valor para el ejército Rojo. Sus 309 muertes es un testamento a su puntería de francotirador.
Pronto, la tragedia llega a Lyudmila: el hombre que ama muere mientras ella misma cae gravemente herida.
La niña es sacada del combate y más tarde viaja a los Estados Unidos con motivo de una visita de publicidad militar. La primera dama, Eleanor Roosevelt, da la bienvenida a Lyudmila en la Casa Blanca, acrecentando así su fama.
Durante una reunión en Chicago Pavlichenko pregunta: "¿No creen, señores, que se han estado escondiendo detrás de mi durante
demasiado tiempo?" Dos meses después los Aliados abren el segundo frente relegando a los soviéticos, y dándoles un necesario alivio.
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