Ricky (Mario Casas) ha sobrevivido en la calle a base de trapicheos desde que fue abandonado a los 12 años. Su vida se ha desarrollado junto a prostitutas, chulos y yonkis, con los que mantiene estrechas relaciones. Ahora, con 23 años y ante la inminente salida de la cárcel de su madre, Pura (Ángela Molina), Ricky decide poner en marcha un club de alterne, el Hiroshima Club. Un puticlub como regalo, donde ella pueda trabajar, ser la regente y dejar su pasado como prostituta. Ricky se enfrenta al pasado de una madre que le dejó tirado años atrás, y los profundos sentimientos de un hijo que lucha por recuperar el cariño y amor de ella. Pero la feliz idea resulta no ser tan sencilla de poner en práctica y, para ello, Ricky contará con la ayuda de unos amigos de los más extravagantes.
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