El emperador Tiberio envía al tribuno Tito Valerio a Galilea para que investigue la desaparición del cuerpo de un criminal poco después de su ejecución. Tito confía aclarar el asunto rápidamente y regresar enseguida a Roma. Sin embargo las cosas no salen como él tenía previsto. Para sus compatriotas, Jesús, el ejecutado, no es considerado un criminal sino un libertador. Incluso Claudia Prócula, la mujer del prefecto Poncio Pilatos, parece fascinada por la figura del ejecutado.
Claudia le revela a Tito que existe, al menos, una testigo de la resurrección de Jesús, María de Magdala. Tito cree que todo el asunto no es más que un burdo montaje para ocultar que Jesús ha logrado sobrevivir y está escondido en algún lugar. Para localizar
a María de Magdala, que también ha desaparecido, y aclarar el asunto, Tito decide hacerse pasar por judío y proseguir su investigación.
Siganos