Durante un viaje en solitario por el Océano Índico, un hombre se despierta y descubre que hay una vía de agua en su velero tras haber chocado contra un contenedor abandonado en alta mar. Con el equipo de navegación averiado y sin radio, además se dirige hacia una terrible tormenta. A pesar de conseguir tapar la vía de agua, su intuición de viejo marinero y una fuerza inusitada para su edad, casi no sobrevive al encuentro con la tempestad. Únicamente con un sextante y unas cartas náuticas para saber dónde se encuentra, únicamente le queda esperar que las corrientes le lleven a un pasillo marítimo desde donde pueda hacer señales a otra nave. Pero el sol es implacable, los tiburones merodean y sus víveres van escaseando de forma alarmante. Por muy capaz que sea, no tarda en enfrentarse a la muerte.
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