De éxito desmedido y digno de estudio, "Torrente" es una imperfecta y mediocre película, bien dirigida y a ratos divertida, que se apoya en algunos gags ingeniosos dentro de un guión simple y funcional. La clave fue dar con un acertado y atípico personaje, tan bien interpretado que, a pesar de ser excesivo y miserable, inspiraba tanta hilarante complicidad como extraña simpatía. La obra del excelente actor (y mejor relaciones públicas: su promoción por todas las televisiones españolas dejó momentos más divertidos que la propia película) Santiago Segura superó todas sus pretensiones.
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