Inglaterra, 1554. Tras la muerte de la reina María Tudor, que ha dejado al país sumido en un lamentable estado de decadencia y sacudido por una gran inestabilidad financiera y religiosa, sube al trono la joven princesa Isabel. Mientras el pueblo estalla de júbilo, la única preocupación de la nueva soberana es el regreso de su amado Robert, pero su consejero le urge a que se concentre en los múltiples conflictos que, desde el exterior, acechan al país. Amenazada por franceses y españoles, y con la ayuda de su único confidente Sir Francis, la soberana logra desbaratar las conspiraciones e intentos de asesinato que se ciernen sobre ella, anulando a todos sus enemigos.
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