Sólo en el silencio más absoluto se empieza a oír.
Sólo cuando se prescinde del lenguaje se empieza a ver.
El Gran Silencio ha sido recientemente premiado como Mejor Documental del año por los Premios de la Academia Europea de Cine. Este galardón se une a los ya obtenidos en los Premios del Cine Alemán (Mejor Documental) y el Festival de Sundance (Gran Premio del Jurado) entre otros.
Ciento sesenta minutos en silencio. ¿Puede funcionar en el cine? ¿Hasta que punto puede ser del todo silencioso? ¿El sonido estallará de repente sin avisar? ¿Será factible presentar a los monjes dentro de su santuario?
El Gran Silencio muestra por primera vez el día a día dentro del "Grande Chartreuse", el monasterio de referencia en los Alpes franceses de la legendaria Orden de los Cartujos. Es una película austera, cercana a la meditación, al silencio, a la vida en estado puro. Sin música excepto los cantos de los monjes, sin entrevistas, sin comentarios, sin material adicional. Ciento sesenta minutos de gran cine, de cine en silencio.
Es como hacer un viaje a un mundo diferente. ¿Qué significado tiene el tiempo para alguien que sabe que nunca más saldrá de ese edificio o de esa celda? ¿Qué es el día a día allí? ¿Qué significa rezar en un mundo en el que todo es repetición y en el que todo el mundo se mueve siguiendo su propio reloj? ¿Qué es una oración? ¿Qué es un monasterio? Y, ¿qué es un ser humano?
Muestra las caras. Es un mundo muy físico (el corte de una manzana, las comidas que se llevan a cada una de las celdas, un campo arado). Y de nuevo los monjes rezando en el coro.
Cambian las estaciones, los elementos cotidianos se repiten. Una película que no solo representa un monasterio sino que se transforma en uno. Una película sobre la presencia absoluta, sobre unos hombres que entregaron su vida a Dios en su forma más pura: la contemplación.
En 1984 el director Philip Gröning pidió permiso a la orden de los cartujos para rodar allí. Le dijeron que era demasiado pronto. Quizás más tarde. Dieciseis años después recibió una llamada. Había llegado la hora. Han transcurrido veintiun años desde los primeros pasos hasta la finalización del proyecto.
Han dicho de ella:
"...Hace transitar al espectador a través de un espacio transformado por el sosegado sentido del tiempo de los monjes" Variety
"...La sala de cine se convierte en una extensión del monasterio" Indie Wire
"...162 minutos enriquecedores, hipnóticos, vivificantes" New York Times
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