Nueva York, 1988. Un nuevo tipo de droga ha invadido la enorme ciudad, seguida por la más feroz y aterradora oleada criminal que se recuerda. Superada en número de efectivos y en armas por los nuevos gánsteres, la policía pierde de promedio a dos de los suyos cada mes. Es una guerra declarada que amenaza con llevarse por delante a culpables e inocentes.
Bobby Green se ve atrapado en el fuego cruzado. Es el encargado de una discoteca situada en Brighton Beach frecuentada por gánsteres como Vadim Nezhinski. Bobby intenta mantenerse apartado y no involucrarse. A pesar de un estilo de vida amoral y hedonista, quiere a su novia Amanda y sueña con abrir una discoteca en Brooklyn.
Pero Bobby tiene un secreto muy bien guardado. Su hermano es el teniente de policía Joseph Grusinsky, que ha seguido los pasos de su padre, el legendario jefe de policía Burt Grusinsky. Bobby no se lleva bien con ellos y la relación empeora cuando su padre le advierte que es la guerra y que deberá decidir de qué lado está.
No puede permanecer neutral cuando hieren gravemente a su hermano y descubre que su padre podría ser el siguiente. Comprende que solo estarán seguros cuando la organización de Nezhinski sea destruida y se une a su hermano para un asalto en toda regla. Juntos intentarán hacer suyo el lema que la policía de Nueva York tuvo en los ochenta: "La noche es nuestra".
"Interpretaciones tan potentes como veraces" El País
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